Después de llamarla me
vestí y salir de casa. Al salir me encontré con Ryan, quien venía a llamarme al
timbre.
-¡Hola Paula!
-Hola… ¿a qué has venido?
Tengo prisa.
-A vale, seré rápido.
Ayer por la tarde se te cayo esta pulsera- me la puso en la mano- y pensé que
era valiosa para ti, porque cada vez que te traigo una pizza la llevas puesta.
-A si, me la regalo mi ex
novio…- me trabe.
-Ah
-Si, antes de que tuviera
un accidente y quedara en coma yo…
-¡Ai! Lo siento mucho
Paula
-No, si no importa, eso
es el pasado, encima, eso fue hace 3 años, ya lo he superado.
-Bueno, lo siento de
nuevo, y esto…-se fue acercando a mí.
-Sí, me tengo que ir- me
aparte, me despedí y me fui. Le deje hay, parado, con la palabra en la boca. No
me apetecía seguir hablando con él.
Cogimos el coche de Paula
y nos dirigimos a la playa. Le conté todo acerca de Ryan y ella estuvo
escuchándome atentamente, detalle tras detalle.
-Es una de las pocas
veces que te veo sonreír por un chico ¿sabes? Desde el accidente.
-Es…él es diferente.
-Me alegro mucho por ti.
-Gracias- la fui a
abrazar hasta que me di cuenta que estaba conduciendo y casi nos chocamos con
un camión que venía de frente.
-¡Ostias!
-No pasa nada, ¿estás
bien?
-Sí.
Cuando llegamos a la
playa fuimos directamente al agua, hacia tanto calor a pesar de que ayer por la
noche lloviera e hiciera frio. Así está el mundo, con tanto cambio climático y
eso.
Comimos y de repente un grupo de chicos se quedo mirándonos, yo no les hice ni caso, pero Paula, que es muy atrevida, fue donde ellos y les empezó a hablar. En nada vino donde mi:
-Tía, esos tíos solo quieren hablar contigo, pasan de mi.
-Pues que les den.- nada mas decir eso uno se levanto y vino a nuestra toalla. Nos saludo y empezó ha hablar con nosotras como amigos de toda la vida, se llamaba Jorge, era atractivo y muy majo. Nos dimos los números de teléfono, pero tenia la impresión que no nos llamaría. Al atardecer volvimos a casa. Al llegar me di cuenta que deslizaron una carta por debajo de la puerta. Me agache y la cogí. Era de mis padres, “genial” estarían un mes más fuera. “Que suerte la mía…”
-Tía, esos tíos solo quieren hablar contigo, pasan de mi.
-Pues que les den.- nada mas decir eso uno se levanto y vino a nuestra toalla. Nos saludo y empezó ha hablar con nosotras como amigos de toda la vida, se llamaba Jorge, era atractivo y muy majo. Nos dimos los números de teléfono, pero tenia la impresión que no nos llamaría. Al atardecer volvimos a casa. Al llegar me di cuenta que deslizaron una carta por debajo de la puerta. Me agache y la cogí. Era de mis padres, “genial” estarían un mes más fuera. “Que suerte la mía…”
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