domingo, 5 de agosto de 2012

Capitulo 2

Esa noche no deje de pensar en aquel chico, en Ryan. Cuando me desperté me fui a la cocina a hacerme el desayuno. Solo faltaba una semana para que acabara el verano y volver al instituto. Tenía que aprovechar los días que me faltaban; por eso decidí coger la mochila e ir a la playa, pero no sin antes llamas a mi amiga, Paula. Si, se llamaba igual que yo. Había llegado ayer por la tarde a Dantcy y tenía muchas ganas de verla.
Después de llamarla me vestí y salir de casa. Al salir me encontré con Ryan, quien venía a llamarme al timbre.
-¡Hola Paula!
-Hola… ¿a qué has venido? Tengo prisa.
-A vale, seré rápido. Ayer por la tarde se te cayo esta pulsera- me la puso en la mano- y pensé que era valiosa para ti, porque cada vez que te traigo una pizza la llevas puesta.
-A si, me la regalo mi ex novio…- me trabe.
-Ah
-Si, antes de que tuviera un accidente y quedara en coma yo…
-¡Ai! Lo siento mucho Paula
-No, si no importa, eso es el pasado, encima, eso fue hace 3 años, ya lo he superado.
-Bueno, lo siento de nuevo, y esto…-se fue acercando a mí.
-Sí, me tengo que ir- me aparte, me despedí y me fui. Le deje hay, parado, con la palabra en la boca. No me apetecía seguir hablando con él.
Cogimos el coche de Paula y nos dirigimos a la playa. Le conté todo acerca de Ryan y ella estuvo escuchándome atentamente, detalle tras detalle.
-Es una de las pocas veces que te veo sonreír por un chico ¿sabes? Desde el accidente.
-Es…él es diferente.
-Me alegro mucho por ti.
-Gracias- la fui a abrazar hasta que me di cuenta que estaba conduciendo y casi nos chocamos con un camión que venía de frente.
-¡Ostias!
-No pasa nada, ¿estás bien?
-Sí.
Cuando llegamos a la playa fuimos directamente al agua, hacia tanto calor a pesar de que ayer por la noche lloviera e hiciera frio. Así está el mundo, con tanto cambio climático y eso. 
Comimos y de repente un grupo de chicos se quedo mirándonos, yo no les hice ni caso, pero Paula, que es muy atrevida, fue donde ellos y les empezó a hablar. En nada vino donde mi:
-Tía, esos tíos solo quieren hablar contigo, pasan de mi.
-Pues que les den.- nada mas decir eso uno se levanto y vino a nuestra toalla. Nos saludo y empezó ha hablar con nosotras como amigos de toda la vida, se llamaba Jorge, era atractivo y muy majo. Nos dimos los números de teléfono, pero tenia la impresión que no nos llamaría. Al atardecer volvimos a casa. Al llegar me di cuenta que deslizaron una carta por debajo de la puerta. Me agache y la cogí. Era de mis padres, “genial” estarían un mes más fuera.  “Que suerte la mía…” 

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